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García Moritán pagó un millón de pesos de cuota y quiere meterse en Racing

El flamante ministro porteño recibió llamados de distintos espacios, entre ellos de Fernando Marín, que busca convencer a Diego Milito, y de Miguel Jimenez, que acaba de renunciar a la vicepresidencia. La difícil misión de destronar a Víctor Blanco en las elecciones de diciembre.

Como pasó con Boca y con San Lorenzo en 2023, Racing tendrá un 2024 de alto voltaje político. A 11 meses de las elecciones, ya hay movimientos de personas y sectores que dan indicios sobre los distintos armados que intentarán ponerle fin a la hegemonía que el empresario gastronómico y hotelero Víctor Blanco supo construir en esta década que lleva como presidente del club de Avellaneda.

El clima de época incide. Quizás por eso, uno de los sondeados por los diferentes espacios que intentan construir candidaturas opositoras es Roberto García Moritán. El flamante ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad recibió varios llamados en las últimas semanas.

Uno fue del ex gerenciador Fernando Marín, que intenta convencer a Diego Milito para que sea candidato. Histórico amigo de Mauricio Macri y uno de sus asesores en temas deportivos, Marín trabaja en silencio y busca rodear al ídolo, que ocupó el cargo de secretario técnico de Racing hasta 2020 y se fue por discrepancias con Blanco.

García Moritán asegura en privado que le gustaría participar más activamente en Racing, aunque también destaca que está abocado por completo a la gestión en el gobierno de Jorge Macri.

Socio desde 1997, el funcionario porteño acaba de pagar 1.230.900 pesos para ponerse al día. En un solo pago, de un momento para el otro. Es un trámite que ya llegó a los dirigentes más encumbrados de Racing y que valida los llamados y reuniones que se vienen realizando en estas semanas: al ministro porteño le interesa desembarcar en la arena política de la Academia.

Renuncias y panoramas

La reciente renuncia del vicepresidente segundo de Racing, Miguel Jiménez, es parte de este escenario que empieza a abrirse de cara a las elecciones de diciembre. Jiménez, dedicado al espinoso negocio de los depósitos fiscales, renunció para ser candidato de una oposición de bajas calorías, que intentará representar una continuidad con algunos cambios.

Padre de Agustín, representante de futbolistas de élite como Rodrigo De Paul o Ángel Correa y dueño de Il Ombú, un restaurante que se convirtió en un reducto obligado para casi todo el círculo rojo nacional, Jiménez también llamó a García Moritán, como además lo hicieron el expresidente de Racing Rodolfo Molina y el ex vice Pablo Podestá, quienes fantasean con volver a gozar de la aceptación de otros tiempos.

La misión de enfrentar a Blanco no es para nada fácil. Una economía ordenada, un semillero que le permitió transferencias importantes y varios títulos locales blindaron al presidente, que recién en el último tiempo empezó a recibir cuestionamientos desde un sector del Cilindro.

Blanco ganó holgadamente las elecciones en 2014, 2017 y 2020, estas últimas a pesar del cimbronazo que había significado la salida de Milito por «no compartir las ideas y el modelo de club». En 2014 le había ganado a Mariano Cuneo Libarona, quien después se reperfiló en el oficialismo: hasta antes de su asunción como ministro de Justicia del Gobierno de Javier Milei, era el encargado del departamento de Legales de Racing.

Hasta diciembre, en Racing deslizaban que el sueño de Cuneo Libarona era ser el candidato a presidente del oficialismo en 2024. Sin embargo, ahora es una posibilidad remota, casi inexistente: no solo porque a Blanco le queda una reelección más y probablemente se presente -el nuevo estatuto establece tres mandatos como máximo pero entró en vigencia a partir de enero de 2020- sino porque sus funciones de ministro de Justicia, lógicamente, le quitaron presencia y tiempo en el día a día de Racing. Y ya se sabe: sin eso, no hay ambición que pueda suplirlo.

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